Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

domingo, 3 de agosto de 2014

Buscando motivos

Iglesia de Santiago de Peñalba


¿Qué tienen que ver lugares tan dispares como la comarca de El Bierzo, Londres, la actual Argelia o la Capadocia? La respuesta es fácil. Son los emplazamientos donde se desarrolla la trama de Amanece sobre Londres, eso sí, en dos líneas de tiempo. Una en los principios del cristianismo en el siglo IV y otra en la época actual. Todas con un denominador común: Luzbel, el rey de las tinieblas.

La historia se caracteriza por un estilo narrativo carente de capítulos y con continuos saltos temporales en la trama, a la vez que se describen antiguas costumbres y enclaves mágicos de la tierra a la que amo y donde tuve el privilegio de nacer. Bien es cierto también que mantengo con ella una relación amor-odio y que cuanto más me quiero acercar, parece que las Moiras más se afanan en alejarme de ella.

Es curioso cómo nos esforzamos por conocer nuevos lugares. Colgar una foto de cualquier destino exótico en el Facebook es cool, y es divertido ver esa especie de competición entre los diferentes usuarios por coleccionar lugares a modo de modernas postales digitales. La cuestión es que en muchas ocasiones dejamos de lado lo que tenemos a la puerta de casa. Por poner un ejemplo, durante los aproximadamente ocho años que viví en León, no se me pasó por la cabeza visitar San Isidoro. Inexcusable. Por otro lado, considero que ese error nunca lo cometí con El Bierzo. No hay mayor placer para mí que coger mi moto y descubrir nuevas zonas de mi particular patio de recreo cuál Sir Richard F. Burton en búsqueda de lugares inexplorados. Si a eso le sumamos otra gran afición como puede ser la lectura, pues el resultado de la ecuación es previsible… una idea.

Durante la lectura de libros como El Código Da Vinci de Dan Brown, La Esperada de Kathleen McGowan, El último Catón o Iacobus de Matilde Asensi entre otros, mi conocimiento sobre la historia y tradición de El Bierzo me permitió encontrar diferentes analogías. Sin ser este saber vasto y ni mucho menos ser un erudito en el tema, no podía evitar que de vez en cuando se me pusieran los pelos de punta cuando un pensamiento me asaltaba constantemente durante la lectura: ¡Pero si esto es igual que en casa!


Considero que ese fue el germen por el que años después busqué el modo de transmitir parte de la cultura de mi tierra en forma de novela. Desafío que implicó buscar la forma de transmitir una historia religiosa y fantástica sin caer en tópicos ya ampliamente extendidos por otras novelas de éxito, como podrían ser las anteriormente mencionadas. Si lo he conseguido o no, es una valoración que tendrán que hacer ustedes. 

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