Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

miércoles, 12 de abril de 2017

Por qué Múltiple es ya la mejor película de este año

Una afirmación un tanto aventurada a estas alturas de 2017, pero el señor M. Night Shyamalan nos la ha vuelto a liar. Empecemos por el principio.

El director de Múltiple es conocido por reventar la taquilla con El sexto sentido cuando el siglo XX comenzaba a dar sus últimos coletazos. Para poneros en contexto ese sería un año para enmarcar en la historia del cine. Es en 1999 cuando redescubrimos los efectos especiales con Matrix, nos comimos el coco con El club de la lucha y nos tiramos de los pelos con el esperado regreso de Star Wars (midiclorianos incluidos). Pero solo una película nos mantuvo encogidos en la butaca. Por primera vez en mi vida no me molestó el ruido de las palomitas, las conversaciones de parejas más atentas a otros menesteres que a la gran pantalla y los cada vez más populares móviles me dieron un descanso (no había sesión en que alguien se levantara a contestar fuera, es lo que tiene la novedad). Giraba la cabeza a un lado y a otro, acojonado, todo sea dicho, observando a los espectadores en trance casi inmóviles sin perder detalle de cada escena. El sexto sentido debe ser la única película que recuerdo exactamente cuándo la vi, con quién la vi, el cine dónde la vi e incluso lo que llevaba puesto.

Llegaron los últimos minutos de metraje. Una inhalación asfixiante se apoderó de la sala. Todo tenía sentido ahora y el Sr. Shyamalan me enseñó una nueva forma de ver cine. Porque lo que te enseñaba en el tráiler no tenía nada que ver con lo que al final era la película. Con este título por primera vez volví a ver una película no por mero disfrute, si no con afán de fijarme en los detalles: el sonido, la fotografía y detalles de la trama que se me habían escapado inicialmente. Me di cuenta que el cine no es un espectáculo meramente visual, aprendí la importancia del argumento y un guión trabajado.

Pues toda esta palabrería para presentar la última película del director: Múltiple. ¿Por qué esta introducción? Pues porque cuando vi el tráiler no me atrajo en absoluto. Un thriller psicológico con aires de terror (así es anunciado) en el que su protagonista sufre un trastorno de personalidad múltiple, con nada más y nada menos que 23 personalidades completamente diferentes. Viendo el tráiler me imaginé por donde iban los tiros y no llamó mi atención. Pensé que se trataba de un tema muy manido y decidí que no era merecedora de mi tiempo ni mi dinero.

Peeeeero, ingenuo de mí, no me fijé en el director. Viendo sus películas anteriores supuse que nuevamente había gato encerrado. Peeeeero, nueva decepción. Los minutos trascurrían y la historia me aburría y mucho. Lo único destacable es el papelón de James McAvoy (posteriormente la volví a ver en V.O. y mucho más recomendable puesto que se aprecia mucho mejor el trabajo que hace con la voz el actor para darle rasgos propios a cada personalidad) y nada más. No conseguía engancharme como en películas anteriores y se me estaba haciendo muy, pero que muy pesada. Peeeeero (prometo que este es el último pero) el director, al más puro estilo El sexto sentido, nos tenía una pequeña sorpresa guardada. Los cinco últimos minutos alteraron la percepción que había tenido de la película hasta ese instante, obligándome a volver a verla, a exclamar un ahogado “¡qué cab***!” y a convertirla en la mejor película que he visto desde hace mucho tiempo. M. Night Shyamalan consigue lo que muy pocos directores son capaces y probablemente, para aquel que no sea seguidor de su obra, el final simplemente habrá pasado desapercibido y será una película sin pena ni gloria.

Cómo diría Mayra Gómez Kemp: ¡hasta aquí puedo leer! Porque ahora vienen spoilers como camiones. Así que por mi propia integridad física te pido que no sigas leyendo hasta que veas todas las películas de Shyamalan por orden.
























¿Es una película de terror? ¿Es un thriller psicológico?  Es… ¡una jodida película de superhéroes! Estamos acostumbrados a que nos cuenten cómo se crea el héroe, de hecho, es la parte que más nos gusta de las películas de esta temática (El héroe de las mil caras, Joseph Cambell). Aunque algunas lo hacen con más acierto que otras. En unas al protagonista le cae un maletín del cielo con un traje alienígena y ya tenemos superhéroe. En otras, las que menos, te van desgranando con mayor detalle este proceso. Mi película favorita de este género precisamente va por ese camino. Y sí, has acertado. Es de Shyamalan.


El problema al que te enfrentas cuando haces un peliculón como El sexto sentido, con una excelente acogida entre el público y la crítica, es que hagas lo que hagas después no va a contentar a nadie. Unos porque esperan lo mismo y otros porque esperan algo diferente. Por eso su siguiente película no tuvo la acogida esperada. De nuevo la culpa la tiene el tráiler. Tras su visionado puedes sacar perfectamente la conclusión de que el protagonista, un hombre con problemas con su mujer e hijo que es el único sobreviviente de un accidente del tren,  se convierte en un psicópata que se va a poner a matar a gente a diestro y siniestro.
La realidad de El protegido (Unbreakable) es que cómo decía, es una película de superhéroes. Mi favorita porque mientras que en una película habitual del genero la creación del héroe solo abarca unos minutos, en esta se extiende durante toda la película. No es hasta el final que el protagonista, Bruce Willis, toma conciencia de sus poderes y se enfrenta al supervillano llamado  “Don Cristal” (Samuel L. Jackson). También rinde homenaje al mundo del comic, llegando a explicar uno de los protagonistas la teoría del monomito reencarnada en las historias que narran. Los comics serían la versión moderna de esa marmita de la que beben los mitos y leyendas de nuestra historia.
Espero que si me has hecho caso a estas alturas no te sorprenda que Multiple es la segunda parte de El Protegido. Pensamos durante todo la película que estamos viendo un thriller y pasamos por alto las migas de pan que nos va dejando el director a lo largo del metraje. Por ejemplo cuando hace referencia las habilidades especiales que tiene el protagonista dependiendo de la personalidad que adopte en ese momento, una especie de superpoderes, o cuando lleva flores a la estación de tren. Incluso antes de ver la película, el cartel con esas grietas ya nos está adelantando la conexión con El protegido. En los minutos finales, la cámara avanza a través de una cafetería mientras en la televisión relatan el macabro incidente, apodando al culpable con personalidad múltiple como “La horda”. La cámara se vuelve hacía dos mujeres que al hilo de la noticia intentan recordar cómo habían llamado hace años a otro psicópata que iba en silla de ruedas. En ese momento levanta la cabeza el cliente que se encuentra tras ellas, Bruce Willis, que con total frialdad les indica que era Don Cristal.
Es en ese preciso instante y no antes, cuando se te eriza todo el bello del cuerpo y te das cuenta que el M. Night Shyamalan te la ha vuelto a jugar, y cómo una película que te estaba pareciendo mediocre, consigue convertirla en una genialidad porque estabas dando por hecho que te estaba contando otra historia y todo tiene sentido. La horda, nace también en ese tren donde se entiende que fallece su padre y lo que nos está narrando es la creación del antihéroe.


Cuando estrenaron el protegido se habló de que se trataba de una trilogía. Todo el mundo daba por hecho que finalmente no sería así por su fracaso comercial (si no hubiera existido El sexto sentido otro gallo cantaría). Peeeeero (mentí, no era el último), supongo que el director era consciente que El protegido a medida que pasaran los años empezaría a ser reconocida como se merecía y simplemente decidió que ahora sí era el momento de continuar. Porque espero que ahora, a raíz del final, quede claro que habrá tercera parte.  

martes, 21 de marzo de 2017

Mis 7 series más esperadas para 2017

Más vale tarde que nunca, pero aquí os dejo un pequeño ranking con las nuevas temporadas que estoy deseando ver este 2017. 

7. Sense8





Mi descubrimiento del año 2015 que pasó de puntillas por los medios. Estaría en el primer lugar, pero a modo de vendetta personal la relego al último puesto por no saber nada de las Wachowski hasta el especial de estas navidades. Se han hecho desear, y mucho, después del buen sabor de boca de la primera temporada. No aporta nada nuevo, es más, las conexiones con su ópera prima, Matrix, son ineludibles. Donde antes había máquinas, cables y simulaciones neuronales; ahora tenemos a ocho humanos que han nacido en un mismo instante con la capacidad de sentir lo que perciben sus hermanos e, incluso, tomar las riendas de sus cuerpos en caso de necesidad.  Si tenemos en cuenta que en el grupo hay una especialista en artes marciales, os podéis hacer una idea de lo práctico del asunto. Como decía, nada nuevo bajo el sol … ¡Pero madre mía! Wachowskis en estado puro, capaces de lo mejor y lo peor (¿alguien dijo destino de Jupiter?). La serie cuenta con unos planos visuales muy cuidados: el encuadre, la luz… Arte en estado puro. A pesar de la alta carga sexual de la serie, en ningún momento resulta soez y fuera de tono. Es más, nunca antes había visto que se tratara a heterosexuales o transgéneros con una ausencia de prejuicios absoluta en la narración de la historia que seguro que no ha sentado muy bien a ciertos sectores de la sociedad. Es mi opinión personal, pero considero que debido a esto la serie no ha tenido ni la publicidad ni el reconocimiento esperado.
En cuanto a los actores, resaltar la enésima desfibrilación de Daryl Hannah (espléndida en su pequeño pero impactante papel), la reaparición de Naveen Adrews, antes conocido como Sayid en Lost y barriendo para casa Miguel Angel Silvestre. Papelón del español dando vida a un actor latino gay que me ha hecho cambiar la percepción que tenía de este actor (aunque la histriónica escena del “te quiero” del último capítulo en la serie  española Velvet tardaré en olvidarla…) Por eso me reafirmo en la influencia que puede llegar a tener buen director sobre un actor. 
El 5 de mayo llega la segunda temporada, por lo que si no has visto la primera, no sé a qué esperas.

6. The Night Manager


Digna de esa costumbre tan castiza que tienen los traductores encargados de poner nombre a las películas, series y libros en este país. El infiltrado (toma spoiler) es la adaptación de la novela homónima de Jonh Le Carré. Hugh Laurie (sin vicodina) y Tom Hiddleston (sin melena) nos regalan una de las mejores interpretaciones del año. ¿Cómo es posible que una serie de espías se desarrolle con semejante normalidad y una tan incómoda tranquilidad? Me ha recordado a un plato de sushi. Sencilla y brutalmente deliciosa. No pensaba incluirla en la lista, pero hay rumores de que habrá segunda temporada. Yo ya estoy cruzando los dedos.

5. House of Cards


Brutal. Sin necesidad de escenas sanguinolentas, Kevin Spacey consigue inocularte el miedo en el cuerpo creando en el espectador un conflicto de intereses (éticos sobre todo)  porque la realidad es: ¿quién no ha querido ser alguna vez Frank Underwood? Esa capacidad de manipulación con la que los protagonistas van tejiendo su tela de araña con una sutileza y eficacia abrumadora para guiar a sus rivales al desastre absoluto.
Robin Wright, la eterna actriz de reparto (seguro que podría nombrarte más de una película donde aparece y no te habías enterado), ha encontrado en Claire Underwood el papel que le ha permitido demostrar su verdadera talla como actriz (para ser honestos, a mí ya me tenía ganado desde La Princesa Prometida).
Una serie imprescindible que he relegado al quinto puesto por una floja cuarta temporada que se ha centrado demasiado en la relación de la pareja protagonista, pero que de forma incomprensible consigue remediarlo en los últimos minutos del capítulo final. Da mucho miedito. MIEDO. 
La quinta temporada se estrena el 30 mayo, así que vas un poco justo para ponerte al día, pero teniendo en cuenta que una vez que empieces vas a perder horas de sueño, estás on time

4. Peaky Blinders


What? Espera que lo apunto. Fue mi primera reacción cuando me la recomendaron y bendita recomendación. Vaya perla se ha sacado de la manga la BBC.  Ambientada en un barrio industrial del Birmingham de principios del siglo XX, la familia Shelby trata de ascender en el escalafón social utilizando el contrabando, las apuestas y unas curiosas gorras con afiladas cuchillas cosidas en su interior.
Helen McCrory, Sam Neil y Tom Hardy, entre otros, componen un reparto abrumador cuyo peso recae sobre Cillian Murphy (el tarado del saco en el Batman de Nolan) metido en el papel  de Tommy Shelby como líder de la banda de los Peaky Blinders. Un personaje frío, cínico y calculador capaz de manejar a su antojo cualquier situación a la que se enfrenta. 
Una serie sin aparente aliciente  que termina enganchado. Y la culpa la tiene su banda sonora. ¿Quién iba a pensar que los Artic Monkeys encajarían tan bien en ese contexto histórico? Cuarto puesto bien merecido y descontando los meses estoy  para que llegue la cuarta temporada en octubre.

3. Stranger Things


¿Añoras los '80? ¿La música con sintetizadores? Pues toma asiento porque esta es tu serie. 
El argumento es el siguiente: un grupo de niños (Goonies) viven en un pueblo (Twin Peaks) y tienen que enfrentarse a la desaparición de su amigo (Poltergeist) con la ayuda de una misteriosa niña (E.T.) Visto este cóctel de sabores entiendo el riesgo que asumió Netflix produciendo la serie, pero al final resultó  ser todo un éxito. Gran descubrimiento, y redescubrimiento por otro lado, de Winona Ryder en su papel de madre coraje. Los hermanos Duffer recuerdan a lo que Tarantino suele hacer en sus películas. Cojo a un actor defenestrado (Travolta por ejemplo) y cuando nadie da un duro por él consigo que interprete el papel de su vida. Me imagino a los directores delante del señor que manda en Netflix diciendo que quieren a la loca del baile absurdo de otra película también un poco absurda como es Beetlejuice. Pero funciona, y admito que Winnona me robó  alguna lágrima.
Buen ritmo, entretenida y terror adictivo. Una escena: la del baño en el último capítulo. Por cierto, la segunda temporada parece que no llegará hasta Halloween. Toda una declaración de intenciones con guiño incluido a Los cazafantasmas.

2. Vikingos


¡El daño que ha hecho en mi criterio Juego de Tronos ! Esta telenovela fantástica de alto presupuesto me hizo presuponer que Vikingos  iba a ser más de lo mismo y no estaba dispuesto a engancharme nuevamente a una serie de ese tipo.  Cualquier día me aplasta Thor con su martillo por no ser creyente (lo más probable es que lo haga mi hermana…). IM-PRE-SI-O-NAN-TE. Sin unos efectos especiales espectaculares, History Channel ha conseguido un producto contundente apoyado por una acertada elección del reparto en el que sobresalen Travis Fimmel y Gustaf Skarsgård en los papeles de Ragnar Lothbrok y Floki, respectivamente. Extraordinaria interpretación de estos dos actores para mí desconocidos  y que sin duda les abrirá las puertas de las grandes producciones Hollywodienses . Después del desenlace de la última temporada espero ansioso la nueva con la incorporación de Jonathan Rhys-Meyers. Abstenerse hematofóbicos.

1. Rectify


Con la cuarta y la que parece última temporada en emisión, Rectify se me reveló trasteando por las series incluidas en mi servicio de televisión de pago. ¡Cómo es posible que nadie hable de ella! Le ocurre un poco como a El infiltrado o Peaky Blinders, apenas tienen publicidad.
El argumento es demoledor: un chico de dieciocho años es acusado de matar y violar a una adolescente. Tras diecinueve años en el corredor de la muerte. Una prueba de ADN invalida el juicio quedando el protagonista en libertad. Esto podría dar lugar a un argumento previsible y anodino pero gracias a unos diálogos muy cuidados la serie no pierde interés, es más, logra lo que pocas consiguen, que cada temporada sea mejor que la anterior.   
También hay que tener en cuenta que la serie desmenuza, con una exquisitez envidiable, la vida de Daniel Holden. Un hombre apartado de la sociedad aislado en una celda cuando solo era un adolescente, sin la oportunidad de relacionarse y socializarse. Todo esto le genera trabas en el día a día, dudas sobre cómo comportarse en según qué situaciones consiguiendo que inmediatamente empatices con él. Pero hay truco. El taciturno Daniel no sabe realmente si es culpable o no. La serie se aprovecha de esa duda para jugar con el espectador ayudándose de diferentes flashbacks. Tiene muchas escenas que te emocionan pero que a la vez te hacen dudar de tu propia ética. Toda una delicatessen para presumir delante de tu grupo de amigos.

sábado, 24 de diciembre de 2016

¿Feliz Navidad?


Los niños corretean alrededor de la mesa sumergidos en el bullicioso banquete. Tras decorar el árbol, por fin ha llegado el día en el que, atiborrados de azúcar, esperan sus regalos. Los mayores se lamentan de su mala suerte con la lotería y maldicen su mal agüero. A la luz de las velas, es tiempo de exaltación de la paz y de la fraternidad, por eso hoy los esclavos están sentados en la mesa y son servidos por sus amos. Feliz Saturnalia.
Iba a decir que es curiosa la similitud entre esta celebración romana y la Navidad, pero la verdad es que se trata prácticamente de la misma festividad. ¡Hasta escondían habas en la comida! Aquel que las encontraba, era víctima de burlas y debía someterse a los deseos del resto.
Los saturnales se celebraban en el Imperio Romano como colofón a las faenas del campo, de ahí su nombre en honor a Saturno, dios de la agricultura. Las fiestas tenían lugar durante una semana hasta el día 25 de diciembre, día en el que como colofón, se honraba al dios del Sol Mitra. Era el día del Sol invictus, que celebraba la llegada de la luz, el solsticio de invierno con sus días cada vez más largos.
Tan arraigada estaba la tradición que a la Iglesia no le quedó más remedio que sustituir el nacimiento del nuevo Sol por el de un tal Jesús de Nazaret, tradición que se conserva hasta nuestros días. Por supuesto, esto no es bueno ni malo, simplemente demuestra que como en todos los ámbitos de nuestra vida, esta es progreso y que lo antiguo engendra lo nuevo. De hecho, es en este periodo navideño cuando solemos hacer una valoración de lo que ha sido nuestro año y nos marcamos nuevos propósitos de cara al siguiente.

Desde aquí simplemente quería desearos que aquello que deseéis no solo se cumpla, sino que de cara al nuevo año gocéis de la pequeñas cosas que llenan nuestro día a día, forjando de ese modo una vida más plena. Ahora sí: ¡feliz Navidad! 

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Qué tienen en común el Domingo de Ramos, la Tebaida berciana y Dafne?

[...] —La leyenda dice que Genadio tenía un unicornio. Si os lo tomáis en un sentido literal pensaréis que no es más que un cuento, pero os tenéis que poner en el pellejo de aquellas personas. Muchas veces utilizaban metáforas o leyendas tomadas de la mitología griega para que no descubrieran su secreto y fueran declaradas herejes. En concreto, la leyenda en este caso dice que Genadio se paseaba en su unicornio por los bosques de la Tebaida berciana. Bosque que san Valerio, otro cenobita que habitó estas tierras siglos antes, describió como el bosque de Dafne. ¿Alguno me podría decir qué simboliza el unicornio?
  —Bueno, yo siempre lo he asociado a la pureza, la verdad. Quizás por ser blanco —afirmó Jacobo.
   —Por las islas es símbolo de virginidad.
   —Yo mejor me reservo para el bosque de Dafne.
  —Bueno, no estáis desencaminados. En uno de los pueblos que cruzasteis de camino aquí, Valdefrancos, el valle de los francos —dijo guiñando un ojo a Andrea, en clara referencia a los cátaros—, vivía una curandera que utilizaba el cuerno de alicor, como llaman por aquí al unicornio, para purificar el agua y utilizarla contra venenos o enfermedades. Andrea, tu turno.
   —Dafne era la hija del dios del río Peneo. Apolo la persigue presa del amor al ser alcanzado por una flecha dorada lanzada por Eros. Pero Dafne huye de él al ser alcanzada por una flecha de plomo de este mismo dios. En la huida pide ayuda a su padre, que la convierte en laurel. Árbol que desde entonces pasa a ser sagrado para Apolo.
   —Magnífica explicación, Andrea: clara y concisa.
   —¿Ahora nos vas a abrir los ojos atando todos los cabos?
Tony y Jacobo movían la cabeza de arriba abajo en señal de impaciencia.
   —Bien. Apolo en la mitología griega es el Dios de la Luz, del Sol, de la verdad.
   —¡Jesucristo! —gritó Andrea, que casi cae del minúsculo campanario por su efusividad.
   —Exacto. Eros tiene dos caras, fue concebido por el dios de la abundancia y por la diosa de la pobreza. Representa sin duda las dos caras de la Iglesia. Por último tenemos una Dafne perseguida por un enamorado Apolo, Jesucristo, que la considera sagrada; con un Eros, la Iglesia, que consciente de lo que ocurre, no cesa en su empeño por separarlos.
   —María Magdalena —afirmaron al unísono Jacobo y Tony.
  —¡Ahora todo tiene sentido! —volvió a alzar la voz Andrea—. ¡Genadio conocía la verdad, de ahí el unicornio, y se lo restregaba en sus narices a la Iglesia!
   —No solo eso. Al menos por estas tierras, en la procesión del Domingo de Ramos, la gente acude, además de con las omnipresentes palmas, con ramas de laurel. Es decir, ¡la propia Iglesia está celebrando la llegada de Jesucristo junto con María Magdalena a Jerusalén! —les espetó con aire triunfal Tomás.
   —Me acabas de dejar sin palabras —dijo Tony a Tomás, casi pidiendo perdón por su comportamiento anterior en tono burlesco—. ¿Qué hay de las ocas? —preguntó esta vez mucho más serio.
  —La oca era un animal sagrado para los celtas: simbolizaba la unión entre el mundo terrenal y el espiritual. ¿No habéis visto una de camino a Peñalba?
  —La verdad es que era de noche y estaba muy oscuro, pero creo que, de haberse cruzado alguna, me hubiera dado cuenta —afirmó Jacobo, ya que era él quien conducía.
   —Pues es enorme, os la tuvisteis que cruzar necesariamente varias veces.
   —Imposible, alguno la habría visto.
   —Realmente os voy a tener que abrir los ojos. El río que corría al lado de la carretera, si os fijasteis en los carteles, era el río Oza. Con la pronunciación a lo largo de los siglos se cambió la ç por la z. [...]

Extracto de Amanece sobre Londres.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Zoon politikón

Lo siento, pero no me he podido resistir. Viendo cómo está el patio sociopolítico en España necesito soltar mi opinión a los cuatro vientos.
Tenemos más opciones políticas con posibilidades de ganar de las que hemos tenido en los últimos años en un país sumido en la lacra del bipartidismo y sin embargo es cuando más confuso estoy. ¿Por qué? Pues supongo que por la desconfianza que me generan los políticos como a la gran parte de los ciudadanos. Personalmente estoy cansado de peleas de patio de colegio y acusaciones mutuas, creo que es tiempo de regeneración política. Tenemos que olvidarnos de ideologías, empezar a recuperar valores y ser más prácticos.
Por un lado es necesaria una reforma electoral que dé voz a las minorías, y no tirar millares de votos a la basura debido a un sistema de reparto artrítico que favorece a la lista más votada. Y hablando de lista, ¿Para cuándo elecciones con listas abiertas en las que el ciudadano pueda votar a la persona y no al partido político? España ha sido un ejemplo de cómo implantar de forma pacífica una democracia viniendo de una dictadura. Una transición que se estudia en diversas universidades del mundo como prototipo a seguir. Es una pena que los corruptos y el sedimentarismo de la actual clase política estén consiguiendo relegarnos de esa posición de privilegio. Quizás por el conformismo de pensar que esa transición ya ha finalizado cuando la realidad es que tan siquiera hemos llegado a su madurez. Son necesarias reformas pero con cabeza. Por ejemplo, es necesaria la citada reforma de la ley electoral, pero la constitución apenas se debería tocar. Es demasiado joven para ello y si alguien de los que ahora mismo me está leyendo la ha estudiado a fondo, coincidirá conmigo en el gran trabajo que hicieron nuestros padres constitucionales. Sus artículos tienen una armonía casi matemática en la que no dejan nada al azar, previendo diferentes escenarios políticos y sociales. En todo caso si hay que tocar algo es el famoso art. 135, modificado por el PSOE previo pacto con el PP con nocturnidad y alevosía. Todo un insulto a los españoles y a los creadores de nuestra Carta Magna.
¿Y qué hacemos con la monarquía? Pues si tengo que encasillarme os diré que mi ideología es de izquierdas tendiendo al infinito. Pero a pesar de todo pesa más la practicidad de la que hablaba antes que los colores de mis pensamientos. Sí, soy un rojo que apoya la monarquía. Una monarquía tal cual prevé la constitución. ¿Por qué? Os voy a proponer un ejercicio. ¿Cúal es el presidente de la república alemana? Posiblemente estés pensando en la respuesta equivocada. Merkel es el canciller, o lo que viene a ser el primer ministro. Su presidente es Joachim Gauck… ¿La reina de Reino Unido? Seguro que aquí no hay dudas. A lo que voy es que en términos prácticos, la figura de un Rey o una Reina nos da más visibilidad en el extranjero y de eso es de lo que tenemos que aprovecharnos. Considero que nos deberíamos de preocupar  más en rentabilizar esa monarquía como hacen en Reino Unido. No conozco monarquía con más escándalos que la inglesa y a la vez más querida por el pueblo. Si vas a Londres vete a ver el cambio de guardia y entenderás de lo que hablo. Que igual es necesario reformar la institución, perfecto. Pero una cosa que quiero dejar claro que debemos posicionarnos en el mercado mundial y una monarquía democrática nos aporta un valor añadido respecto a otros países y da un carácter diferenciador a nuestro estado.
En otro orden de cosas, más que la monarquía, es la corrupción lo que realmente está dilapidando el nombre de España extramuros y de puertas hacia dentro nos toca sufrir sus consecuencias. Siempre he pensado que un político tiene que estar bien pagado puesto que sacrifica su vida personal en pro de los intereses del pueblo, sus horarios no saben de jornadas laborales de ocho horas y treinta días de vacaciones. Pero eso es vivir en un mundo de ideales inalcanzable, estamos hablando de un prototipo de político que no abunda en este país. Cuando veo una falta de valores completa en ellos, cuando veo señorías jugando al Candy Crush en el congreso, que solo unos pocos presenten iniciativas de forma habitual y que su único valor es la codicia; pues me parece muy correcto que algunos partidos pretendan limitarlo. No es ético salir del congreso con una jubilación asegurada a cuenta de las cortes y trabajar para una multinacional que acabas de privatizar en la legislatura anterior.
Es necesario perseguir la corrupción que asola este país, pero para ello no es necesario partir del dogma de que todo lo anterior es malo. Tenemos el ejemplo de nuestra bandera que por mucho que quieran politizarla, nos deberíamos preocupar más de lo que va a simbolizar para nuestros hijos y nietos. Tenemos un senado que muchos intentan eliminar cuando es fundamental para el control legislativo de las cámaras. Una sanidad universal que muchos intentan limitar a los españoles, sin darse cuenta que en el momento que se la quitemos a inmigrantes y extranjeros dejará de ser universal con lo que ello implica: el camino hacía su privatización lenta e inexorablemente. Tenemos una clase obrera acuciada por las deudas porque nos vendieron que podríamos vivir como la clase alta. Unos autónomos y parados trabajando en “B” o echando cuentas para alcanzar la edad de jubilación, que tienen tanta culpa como los corruptos políticos. Pero hay una diferencia importante entre unos y otros, porque entre el españolito de a pie hay quien lo hace por egoísmo y quién lo hace por necesidad. Todo esto con una clase dirigente que trata de culparnos de las penas de esta sociedad: el pecado es de un motón de vagos que se gastan el dinero en pisos de forma incontrolada (creando la consecuente burbuja), que han endeudado este país con impagos a la banca de préstamos y líneas de crédito, y defraudado a hacienda de forma sistemática. Pero quien reforma la ley del suelo, quien ha dado manga ancha (y financiado) a la banca y quien ha dejado que se facture bajo manta es nuestra clase política, porque al permitirlo se llenaban los bolsillos a dos manos como se está demostrando últimamente.
Resulta claro que son necesarias reformas, pero la más importante es la de que los partidos políticos apenas hablan: la educación. Es necesaria una educación en la que primen los valores, el esfuerzo del trabajo colectivo y no la competitividad que nos conduce por el  lado oscuro de la avaricia, el consumismo y el egoísmo. Una educación en igualdad en la que las oportunidades no las tenga solamente el que tiene el dinero, de lo contrario no seremos capaces de salir de este bucle sin fin.
Para terminar, no voy a aconsejar votar a una u otra formación. Todavía ni yo mismo lo sé. Lo único que tengo claro es que votaré a aquellos que planteen un cambio de verdad respecto a los últimos años a pesar de que no esté al cien por cien de acuerdo con su programa. Lo que sí te pido es que por favor, en esta ocasión más que nunca, acudas a las urnas a ejercitar un derecho del que como ciudadanos, podemos sentirnos orgullosos.



viernes, 27 de noviembre de 2015

El más allá


La pasada noche de los difuntos se me planteó una situación un tanto singular. Cómo no, el tema estrella de esa noche fue el más allá. Particularmente, no me gusta hablar de ello, lo cual resulta cuanto menos curioso cuando has escrito una novela en la que uno de sus personajes es el mismísimo demonio.
A pesar de aceptar que soy un poco sadomasoquista, he de admitir que se trata un miedo irracional, visceral y llega hasta tal punto que tengo un pacto tácito con todo ser que pueda habitar al otro lado: yo os respeto y vosotros me respetáis a mí. Ante tal afirmación no tardó en aparecer la figura del escéptico (dícese de aquel que no cree absolutamente en nada salvo que lo vea, sin darse en cuenta que dicho pensamiento ya es una creencia en si misma), intentando echar por tierra tal afirmación. ¿Recordáis la paradoja del gato del Schrödinger? Pues bajo mi punto de vista es el teorema básico de cualquier disciplina científica y de la vida. No podemos negar de forma categórica la existencia de cualquier ente (volviendo al tema) por el simple hecho de no haber visto uno nunca, al igual que yo no puedo afirmarlo.  Ningún científico puede atestiguar qué había antes del Big Bang, es lo que se denomina singularidad, o dónde se encuentra el universo, pero no por ello podemos negar nuestra existencia. Esa curiosidad inherente a todo ser humano es la culpable de nuestra evolución y de nuestro avance tecnológico. El mismo Carl Sagan en uno de sus libros daba una explicación al fenómeno de las abducciones, pero no por ello negaba la existencia de vida extraterrestre. 
Cuando me encuentro con una persona incrédula y dogmática reconozco que me hierve la sangre. En cualquier aspecto de la vida es necesaria una mente abierta. Me reconozco fan de programas como Cuarto Milenio, Espacio en Blanco, La Escóbula de la Brújula o publicaciones como Año cero, en muchas ocasiones dianas de burlas y críticas, e independientemente de la veracidad de los temas que tratan, he llegado a la conclusión de que en muchas ocasiones tratan sus temas con mayor rigor científico e histórico que otras publicaciones de renombre. Huyen de credos y estigmas sociales, de algún modo son el faro que ilumina nuestro futuro avanzando tecnologías que hoy en día consideramos imposibles. 
Todavía recuerdo la primera vez que me abrieron los ojos y me hicieron pensar. Fue mi profesor de ciencias en un instituto religioso (primera prueba de que debemos olvidarnos de los prejuicios) cuando respondió a nuestra pregunta acerca de la existencia de fantasmas. Nos puso el ejemplo del hormiguero. En una colonia de estos diminutos insectos pueden habitar miles o incluso millones de ellas. ¿Cuáles son las probabilidades de que una hormiga se encuentre en medio del campo con un ser humano? ¿Qué pensarían el resto de su encuentro con un ser de proporciones gigantescas? ¿Y si fuéramos nosotros las hormigas?
Sé que nuestro cerebro encorsetado nos pone barreras, siendo su primer recurso la negación de aquello que no comprendemos. Aun así, me resulta placentero entregarme a lo que algunos llaman meditación trascendental, intentar buscar una forma de comprender el multiverso, las singularidades como la anteriormente descrita o cómo explicar esos fenómenos extraños. Eso sí, tiene efectos secundarios. Te obliga a ser más curioso y más abierto a cualquier tipo de tema, ideología o persona.


sábado, 14 de noviembre de 2015


Indignación. Es lo único que me viene a la cabeza en estos momentos. No solo por la cobardía de aquellos que matan a sangre fría, sino por la hipocresía que demostramos cada vez que ocurre este tipo de barbaries.
Je suis Charlie, París... ¿Que hay de Nigeria o Camerún entre otros? ¿Por qué la sociedad no demuestra la misma empatía? Entiendo y comparto los sentimientos de condena, pero no dejo de pensar que lo que realmente nos asusta es el miedo a perder nuestro estado de bienestar. Es necesario un cambio de paradigma social y salir de nuestra zona de confort para exigir a nuestros representantes una solución global y no sólo parches y remiendos cuando las víctimas son occidentales.
Estamos en el siglo XXI y parece que la ley del talión sigue más vigente que nunca, lo que aquí son víctimas terroristas, allí son daños colaterales. Una espiral sin fin que sirve de justificación a uno y otro bando para meterlos a todos en el mismo saco.
Espero que llegue el día en que nos demos cuenta que no pertenecemos a un país o credo concreto. Somos habitantes de un mundo multicultural que de una forma u otra parece que estamos empeñados en cargarnos. Y es culpa de cada uno de nosotros como individuos. ¡Basta ya de ampararnos tras la impasibidad de las masas! Nos toca mover ficha...