Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

jueves, 7 de agosto de 2014

Avance del primer capítulo (part.2)

Las sombras se iban poco a poco dibujando según avanzaban los primeros minutos del nuevo día mientras la ciudad se volvía cada vez más agitada. You shook me all night long comenzó a sonar en el radio despertador. Estaba arropada de tal manera que solo asomaba la cabeza por encima del edredón. Era una manía que se remontaba a cuando era niña, como la de no dejar colgando ninguna extremidad fuera de esa frontera imaginaria que marcaba el perímetro del colchón. Por lo que pudiera haber debajo.
Vivía en un viejo apartamento de altas paredes de ladrillo que ella misma había pintado en color crema, al igual que las puertas y ventanas, para las que eligió un blanco mate que dejaba ver la veta de la madera. Eso le daba una gran luminosidad a la vez que resultaba muy acogedor, algo muy importante en la fría y triste Inglaterra en la que se había resignado a vivir. Excepto el colchón, otra manía más, no había comprado ninguno de los muebles que decoraban el apartamento. Se los habían regalado, encontrado por la calle, fabricado ella misma o simplemente ya estaban allí. A pesar de los diferentes tipos de muebles, el lugar desprendía una gran calidez y uno se sentía a gusto nada más entrar por la puerta, después de subir dos pisos por las estrechas escaleras de la antigua casa dividida en apartamentos.
Comenzó a desperezarse envuelta en sudor, tarareando la letra de la canción, pensando en que hoy no tendría que echar a suertes consigo misma si levantarse o no y enfrentarse a un día como otro cualquiera de su monótona vida. Menos mal que se conocía bien y por esa razón siempre dejaba el despertador alejado de su cama a todo volumen.
Mientras estaba sentada sobre la taza del baño, sentía la aprensión que la asaltaba todas las mañanas. Por más que se esforzaba y le daba vueltas a la cabeza no conseguía averiguar el porqué de esa sensación que tanto la incomodaba. Suerte que una ducha hacía que se sintiese mucho mejor y la alejaba de esos pensamientos hasta la mañana del día siguiente. Eso y un buen desayuno. Se dirigió a la cocina donde calentó un poco de agua para su té con leche y se preparó un sándwich de jamón y queso, acompañado de un par de piezas de fruta. Luego lavó la taza del día anterior junto con la cuchara y el plato. Era una mujer que adoraba la simplicidad y solo poseía lo necesario para arreglarse, aunque cada una de sus pertenencias eran como un tesoro. Esa misma taza tardó dos días en comprarla puesto que cada una de sus posesiones tenía un simbolismo especial para ella. La taza perfecta con la que se sintiera a gusto mientras la abrazaba entre sus manos para beberse su té. Algo así como en una película en la que todo el decorado está estudiado al detalle para que parezca que siempre ha estado ahí por algún motivo, aunque en el fondo era consciente de que el té le iba a saber igual en una taza que en otra.
Cuando terminó de desayunar volvió al baño donde se quitó la toalla con la que se había envuelto. Al mirarse en el espejo, un escalofrío recorrió todo su cuerpo. No era la primera vez que le ocurría al ver sus ojos gris claro reflejados, como si esos mismos ojos a su vez la estuvieran escrutando desnuda desde el espejo y recorrieran cada parte de su piel de un moreno casi dorado. Evidentemente esto y su corta melena de color negro azabache era algo que atraía a los hombres pero a la vez los incomodaba, tanto como a ella en ese momento al contemplar el reflejo de sus enigmáticos ojos.
El sonido del teléfono le sacó del trance.
—Hola, Pol.
—Buenos días, pequeña —dijo la cálida voz al otro lado de la línea—. Perdona que te llame a estas horas, pero creo que deberías venir al juzgado en cuanto te sea posible.
—Pol, sabes que hoy comienzo el viaje en moto del que tanto tiempo te llevo hablando.
Llevaba semanas planeando el viaje que la llevaría por toda Europa durante un mes. Lo tenía todo preparado, ropa, rutas, mapas; hasta le había dejado a Pol las llaves del buzón para que no se le amontonara la correspondencia. Su trail esperaba en el interior del portal donde pasaba las noches con las maletas colocadas para salir a primera hora de la mañana. Seguro que su vecino se alegraría de no tener que esquivar la moto todas las tardes. Aunque, a decir verdad, ella sabía que no le molestaba y era solo una excusa para cruzar unas palabras. Una curiosa forma de intentar intimar, algo que a ella no se le pasaría nunca por la cabeza. Era un hombre atractivo, pero demasiado tímido y tradicional. No sería el tipo de taza con la que se quedaría.
—Ha llegado un cadáver esta noche.
—Llegan cadáveres todos los días —replicó en un tono que intentaba disimular su enfado para que Pol no se anduviera con rodeos y le dijera de una vez lo que ocurría.

—Verás, pequeña: en uno de los bolsillos tenía una página arrancada de un listín telefónico con tu nombre marcado. Además de algo que solo había visto antes en una persona —Pol hizo un silencio—, tiene tus mismos ojos.


Segunda entrega del primer capítulo. Como ya había avanzado la novela transcurre entre diferentes saltos en el tiempo. Ahora avanzamos unos siglos hasta la época actual para conocer a una de las protagonistas. ¡Espero que disfrutéis con la lectura!

No hay comentarios:

Publicar un comentario