“El que bebe de las fuentes del pasado,
siempre estará sediento”
Con esta cita comienza Amanece sobre Londres, y ahora que
muchos de vosotros ya tenéis el libro, me gustaría explicaros el porqué.
Cerca del pueblo dónde me crié, Cubillos del Sil, se
encuentra el Pantano de Bárcena, el cual oculta un pequeño puente romano además
de los pueblos que se ahogaron bajo sus aguas. Cuando el nivel alcanza cotas
mínimas, la gente acude en tropel a verlo. Algo por un lado normal, dado que la
última vez que se pudo ver llevaba casi veinte años sumergido. Pero por otro lado me resulta curioso observar
cómo hace unos años, sobre todo los de la década de los noventa y quizás debido
a los avances tecnológicos (internet); la gente se afanaba por abrazar cualquier
idea cosmopolita que la ayudara a diferenciarse de los demás y no quedarse
estancados en el pasado. Estar a la última
era lo más importante. Sin embargo en
los últimos tiempos, la sociedad parece
que vuelve a valorar sus tradiciones y las leyendas vuelven a cobrar más auge
que nunca. Puede que al igual que sucede con el puente, en época de
prosperidad, cuando el embalse está lleno, pasa al olvido; y en tiempos de
vacas flacas, cuando sus aguas retroceden hasta mínimos históricos, es
rescatado de la memoria.
Quizás este es el motivo del incremento del sentimiento
independentista de muchas regiones. El azote de una crisis que muchos
consideran que ha sido ocasionada en el exterior, genera ese sentimiento de
querer desmarcarse de aquello que se abrazó en su día, cuando los bolsillos llenos
permitían mirar hacia delante sin ningún temor.
Volviendo a la cita, tenía claro que con una sola frase
quería reflejar dos aspectos de la vida. Por un lado lo que sucede cuando
empiezas a interesarte por el conocimiento e historia de la antigüedad. Es inevitable comenzar a tirar de un hilo que
no termina nunca. Una cosa lleva a la otra y cuanto más sabes, más quieres
saber. Te encontrarás con una sed difícil de saciar por el escaso tiempo del
que disponemos en la alocada vida que llevamos. Esta se podría considerar la
acepción positiva de la cita.
La otra, más que negativa, se podría entender como un aviso
a navegantes. Es cierto que los sucesos del pasado es necesario tenerlos
presentes, sobre todo para no cometer los mismos errores. Pero cuando la única visión
que se tiene es la de que cualquier tiempo
pasado fue mejor y cualquier acción comienza a justificarse con hechos históricos,
finalmente acaba derivando en una espiral en la que te retroalimentas de unos
problemas heredados y que en muchas ocasiones nos afanamos en amplificarlos
nosotros mismos con nuestra particular visión de la realidad.
Existen numerosos estudios que indican que aquellos que
olvidan más fácilmente sucesos del pasado, gozan de una mejor salud mental. Por
eso deberíamos preocuparnos de la salud de nuestra sociedad. Es compatible ser
Berciano y Leonés, o Catalán y Español, por poner dos ejemplos. Me empachan los
debates sobre la bandera y las autonomías. Vivimos una época de crisis en la
que en lugar de unirnos, nos afanamos en remar en sentidos contrarios. Buscamos
la confrontación cuando el único interés de muchas familias es llegar a fin de
mes. Deberíamos convertir los problemas en una oportunidad, dedicar el tiempo y
dinero de debates infructuosos a cosas más acuciantes para la sociedad. En
lugar de preocuparnos por lo que representa la bandera española o si debería ser
una u otra, ¿por qué no preocuparnos por lo que representará para nuestros
hijos?
Está en nuestra mano crear nuestra propia realidad, pero
para ello, a veces hay que prescindir de la memoria. Olvidar para progresar y
aplacar la sed.