Durante la escritura de la novela me he enfrentado a
diferentes encrucijadas morales como describir escenas violentas repudiadas por
la sociedad en general o hablar de temas en los que no creo. Quizás es el trago
más amargo en la narración de una historia. No quiero lanzar ningún spoiler, así que me limitaré esta vez a
una cuestión ampliamente conocida por todos. La religión.
Siempre me he declarado agnóstico. Quiero creer, pero la
razón puede a las ganas. Todos conocemos o hemos oído hablar de esa parte de la historia que trata de ocultar, contra viento y marea, la Iglesia
Apostólica de Roma respecto a la religión católica: La relación entre María
Magdalena y Jesús, los evangelios apócrifos, la verdadera realidad de Judas...
Avanzo que todos estos temas se abordan en la novela y creo que no descubro
nada nuevo diciéndolo, más cuando no son parte de la trama en sí, sino que la
complementan. Tras estudiar a fondo
alguna de la documentación existente, uno llega a identificarse con las
historias que lee y llega a pensar en por qué no iba a suceder de
ese modo. Pero esa afirmación implica creer en la religión, porque si das por
hecho que esa versión es la correcta, por extensión también estás dando por
hecho que existió un Jesús y compañía. Al final he llegado a la conclusión de
que realmente existieron todos estos personajes y que debido a otros intereses
damos por cierta la historia oficial que han querido transmitirnos. Creo firmemente que Jesús fue un líder de su
tiempo, pero de ahí a creer que mora los cielos, ya es una cuestión de Fe.
Estamos en pleno siglo XXI y la Iglesia sobrevive a base de
captar nuevos fieles en países tercermundistas. ¿No sería más conveniente dejar
de lado ese hermetismo que la caracteriza? En primer lugar los archivos
Vaticanos deberían ser públicos, no en vano es parte de nuestra historia lo que
contienen y existen antecedentes de que
guardarse la información no conduce a buen puerto. Por no hablar de los valores que enaltecen,
como el altruismo… En segundo lugar, la Iglesia debería abrirse un poco a los
tiempos modernos. Por ejemplo con el tema de los métodos anticonceptivos, no
solo por las enfermedades y muertes que acarrean no usarlos, sino porque este
planeta es limitado y no dejamos de ser más y más personas sobre la faz de la
tierra. Por supuesto no culpo de esto último a la religión, pero es un hecho
que cuando lleguemos al punto de no retorno tocará encomendarse a Dios. Igual
es lo que buscan.
No quiero con esto parecer en contra de la Iglesia puesto
que estoy de acuerdo con muchos de los valores que predican y muchas labores
que llevan a cabo, pero eso no significa que no se puedan hacer críticas
constructivas y aportar diferentes enfoques. Sirva esto también de ejemplo a lo
que decía en una entrada anterior, la ciencia, sí que ve con buena cara otros
puntos de vista.
Volviendo a la novela, pido disculpas de antemano si algún
creyente se siente ofendido por la narración. Le recuerdo que es solo un libro
que pretende aportar un buen momento de ocio. Las conclusiones dependen única y
exclusivamente del lector, que para eso Dios nos ha dado la capacidad de
discernir entre los que nos interesa y lo que no.