Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

jueves, 25 de septiembre de 2014

Creer o no creer

Durante la escritura de la novela me he enfrentado a diferentes encrucijadas morales como describir escenas violentas repudiadas por la sociedad en general o hablar de temas en los que no creo. Quizás es el trago más amargo en la narración de una historia. No quiero lanzar ningún spoiler, así que me limitaré esta vez a una cuestión ampliamente conocida por todos. La religión.
Siempre me he declarado agnóstico. Quiero creer, pero la razón puede a las ganas. Todos conocemos o hemos oído hablar de esa parte de la historia que trata de ocultar, contra viento y marea, la Iglesia Apostólica de Roma respecto a la religión católica: La relación entre María Magdalena y Jesús, los evangelios apócrifos, la verdadera realidad de Judas... Avanzo que todos estos temas se abordan en la novela y creo que no descubro nada nuevo diciéndolo, más cuando no son parte de la trama en sí, sino que la complementan.  Tras estudiar a fondo alguna de la documentación existente, uno llega a identificarse con las historias que lee y llega a pensar en por qué no iba a suceder de ese modo. Pero esa afirmación implica creer en la religión, porque si das por hecho que esa versión es la correcta, por extensión también estás dando por hecho que existió un Jesús y compañía. Al final he llegado a la conclusión de que realmente existieron todos estos personajes y que debido a otros intereses damos por cierta la historia oficial que han querido transmitirnos.  Creo firmemente que Jesús fue un líder de su tiempo, pero de ahí a creer que mora los cielos, ya es una cuestión de Fe.
Estamos en pleno siglo XXI y la Iglesia sobrevive a base de captar nuevos fieles en países tercermundistas. ¿No sería más conveniente dejar de lado ese hermetismo que la caracteriza? En primer lugar los archivos Vaticanos deberían ser públicos, no en vano es parte de nuestra historia lo que contienen  y existen antecedentes de que guardarse la información no conduce a buen puerto.  Por no hablar de los valores que enaltecen, como el altruismo… En segundo lugar, la Iglesia debería abrirse un poco a los tiempos modernos. Por ejemplo con el tema de los métodos anticonceptivos, no solo por las enfermedades y muertes que acarrean no usarlos, sino porque este planeta es limitado y no dejamos de ser más y más personas sobre la faz de la tierra. Por supuesto no culpo de esto último a la religión, pero es un hecho que cuando lleguemos al punto de no retorno tocará encomendarse a Dios. Igual es lo que buscan.
No quiero con esto parecer en contra de la Iglesia puesto que estoy de acuerdo con muchos de los valores que predican y muchas labores que llevan a cabo, pero eso no significa que no se puedan hacer críticas constructivas y aportar diferentes enfoques. Sirva esto también de ejemplo a lo que decía en una entrada anterior, la ciencia, sí que ve con buena cara otros puntos de vista.

Volviendo a la novela, pido disculpas de antemano si algún creyente se siente ofendido por la narración. Le recuerdo que es solo un libro que pretende aportar un buen momento de ocio. Las conclusiones dependen única y exclusivamente del lector, que para eso Dios nos ha dado la capacidad de discernir entre los que nos interesa y lo que no. 

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