Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

lunes, 7 de diciembre de 2015

Zoon politikón

Lo siento, pero no me he podido resistir. Viendo cómo está el patio sociopolítico en España necesito soltar mi opinión a los cuatro vientos.
Tenemos más opciones políticas con posibilidades de ganar de las que hemos tenido en los últimos años en un país sumido en la lacra del bipartidismo y sin embargo es cuando más confuso estoy. ¿Por qué? Pues supongo que por la desconfianza que me generan los políticos como a la gran parte de los ciudadanos. Personalmente estoy cansado de peleas de patio de colegio y acusaciones mutuas, creo que es tiempo de regeneración política. Tenemos que olvidarnos de ideologías, empezar a recuperar valores y ser más prácticos.
Por un lado es necesaria una reforma electoral que dé voz a las minorías, y no tirar millares de votos a la basura debido a un sistema de reparto artrítico que favorece a la lista más votada. Y hablando de lista, ¿Para cuándo elecciones con listas abiertas en las que el ciudadano pueda votar a la persona y no al partido político? España ha sido un ejemplo de cómo implantar de forma pacífica una democracia viniendo de una dictadura. Una transición que se estudia en diversas universidades del mundo como prototipo a seguir. Es una pena que los corruptos y el sedimentarismo de la actual clase política estén consiguiendo relegarnos de esa posición de privilegio. Quizás por el conformismo de pensar que esa transición ya ha finalizado cuando la realidad es que tan siquiera hemos llegado a su madurez. Son necesarias reformas pero con cabeza. Por ejemplo, es necesaria la citada reforma de la ley electoral, pero la constitución apenas se debería tocar. Es demasiado joven para ello y si alguien de los que ahora mismo me está leyendo la ha estudiado a fondo, coincidirá conmigo en el gran trabajo que hicieron nuestros padres constitucionales. Sus artículos tienen una armonía casi matemática en la que no dejan nada al azar, previendo diferentes escenarios políticos y sociales. En todo caso si hay que tocar algo es el famoso art. 135, modificado por el PSOE previo pacto con el PP con nocturnidad y alevosía. Todo un insulto a los españoles y a los creadores de nuestra Carta Magna.
¿Y qué hacemos con la monarquía? Pues si tengo que encasillarme os diré que mi ideología es de izquierdas tendiendo al infinito. Pero a pesar de todo pesa más la practicidad de la que hablaba antes que los colores de mis pensamientos. Sí, soy un rojo que apoya la monarquía. Una monarquía tal cual prevé la constitución. ¿Por qué? Os voy a proponer un ejercicio. ¿Cúal es el presidente de la república alemana? Posiblemente estés pensando en la respuesta equivocada. Merkel es el canciller, o lo que viene a ser el primer ministro. Su presidente es Joachim Gauck… ¿La reina de Reino Unido? Seguro que aquí no hay dudas. A lo que voy es que en términos prácticos, la figura de un Rey o una Reina nos da más visibilidad en el extranjero y de eso es de lo que tenemos que aprovecharnos. Considero que nos deberíamos de preocupar  más en rentabilizar esa monarquía como hacen en Reino Unido. No conozco monarquía con más escándalos que la inglesa y a la vez más querida por el pueblo. Si vas a Londres vete a ver el cambio de guardia y entenderás de lo que hablo. Que igual es necesario reformar la institución, perfecto. Pero una cosa que quiero dejar claro que debemos posicionarnos en el mercado mundial y una monarquía democrática nos aporta un valor añadido respecto a otros países y da un carácter diferenciador a nuestro estado.
En otro orden de cosas, más que la monarquía, es la corrupción lo que realmente está dilapidando el nombre de España extramuros y de puertas hacia dentro nos toca sufrir sus consecuencias. Siempre he pensado que un político tiene que estar bien pagado puesto que sacrifica su vida personal en pro de los intereses del pueblo, sus horarios no saben de jornadas laborales de ocho horas y treinta días de vacaciones. Pero eso es vivir en un mundo de ideales inalcanzable, estamos hablando de un prototipo de político que no abunda en este país. Cuando veo una falta de valores completa en ellos, cuando veo señorías jugando al Candy Crush en el congreso, que solo unos pocos presenten iniciativas de forma habitual y que su único valor es la codicia; pues me parece muy correcto que algunos partidos pretendan limitarlo. No es ético salir del congreso con una jubilación asegurada a cuenta de las cortes y trabajar para una multinacional que acabas de privatizar en la legislatura anterior.
Es necesario perseguir la corrupción que asola este país, pero para ello no es necesario partir del dogma de que todo lo anterior es malo. Tenemos el ejemplo de nuestra bandera que por mucho que quieran politizarla, nos deberíamos preocupar más de lo que va a simbolizar para nuestros hijos y nietos. Tenemos un senado que muchos intentan eliminar cuando es fundamental para el control legislativo de las cámaras. Una sanidad universal que muchos intentan limitar a los españoles, sin darse cuenta que en el momento que se la quitemos a inmigrantes y extranjeros dejará de ser universal con lo que ello implica: el camino hacía su privatización lenta e inexorablemente. Tenemos una clase obrera acuciada por las deudas porque nos vendieron que podríamos vivir como la clase alta. Unos autónomos y parados trabajando en “B” o echando cuentas para alcanzar la edad de jubilación, que tienen tanta culpa como los corruptos políticos. Pero hay una diferencia importante entre unos y otros, porque entre el españolito de a pie hay quien lo hace por egoísmo y quién lo hace por necesidad. Todo esto con una clase dirigente que trata de culparnos de las penas de esta sociedad: el pecado es de un motón de vagos que se gastan el dinero en pisos de forma incontrolada (creando la consecuente burbuja), que han endeudado este país con impagos a la banca de préstamos y líneas de crédito, y defraudado a hacienda de forma sistemática. Pero quien reforma la ley del suelo, quien ha dado manga ancha (y financiado) a la banca y quien ha dejado que se facture bajo manta es nuestra clase política, porque al permitirlo se llenaban los bolsillos a dos manos como se está demostrando últimamente.
Resulta claro que son necesarias reformas, pero la más importante es la de que los partidos políticos apenas hablan: la educación. Es necesaria una educación en la que primen los valores, el esfuerzo del trabajo colectivo y no la competitividad que nos conduce por el  lado oscuro de la avaricia, el consumismo y el egoísmo. Una educación en igualdad en la que las oportunidades no las tenga solamente el que tiene el dinero, de lo contrario no seremos capaces de salir de este bucle sin fin.
Para terminar, no voy a aconsejar votar a una u otra formación. Todavía ni yo mismo lo sé. Lo único que tengo claro es que votaré a aquellos que planteen un cambio de verdad respecto a los últimos años a pesar de que no esté al cien por cien de acuerdo con su programa. Lo que sí te pido es que por favor, en esta ocasión más que nunca, acudas a las urnas a ejercitar un derecho del que como ciudadanos, podemos sentirnos orgullosos.



2 comentarios:

  1. Extraordinaria reflexión, llena de sentido común, tan necesario últimamente en este tipo de cuestiones. Envidia sana me ha producido el leer tu artículo. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Todo un halago viniendo de ti. Un saludo!

      Eliminar