Un blog para presentaros mi primera novela y compartir mis opiniones, experiencias e inquietudes con vosotros. Amanece sobre Londres relata dos historias paralelas en el tiempo, una en el siglo IV y otra en la actualidad contra un mismo enemigo: Luzbel. El destino de sus personajes se decidirá antes de la salida del sol, tras una frenética carrera a través de las calles de la capital británica.

 

sábado, 24 de diciembre de 2016

¿Feliz Navidad?


Los niños corretean alrededor de la mesa sumergidos en el bullicioso banquete. Tras decorar el árbol, por fin ha llegado el día en el que, atiborrados de azúcar, esperan sus regalos. Los mayores se lamentan de su mala suerte con la lotería y maldicen su mal agüero. A la luz de las velas, es tiempo de exaltación de la paz y de la fraternidad, por eso hoy los esclavos están sentados en la mesa y son servidos por sus amos. Feliz Saturnalia.
Iba a decir que es curiosa la similitud entre esta celebración romana y la Navidad, pero la verdad es que se trata prácticamente de la misma festividad. ¡Hasta escondían habas en la comida! Aquel que las encontraba, era víctima de burlas y debía someterse a los deseos del resto.
Los saturnales se celebraban en el Imperio Romano como colofón a las faenas del campo, de ahí su nombre en honor a Saturno, dios de la agricultura. Las fiestas tenían lugar durante una semana hasta el día 25 de diciembre, día en el que como colofón, se honraba al dios del Sol Mitra. Era el día del Sol invictus, que celebraba la llegada de la luz, el solsticio de invierno con sus días cada vez más largos.
Tan arraigada estaba la tradición que a la Iglesia no le quedó más remedio que sustituir el nacimiento del nuevo Sol por el de un tal Jesús de Nazaret, tradición que se conserva hasta nuestros días. Por supuesto, esto no es bueno ni malo, simplemente demuestra que como en todos los ámbitos de nuestra vida, esta es progreso y que lo antiguo engendra lo nuevo. De hecho, es en este periodo navideño cuando solemos hacer una valoración de lo que ha sido nuestro año y nos marcamos nuevos propósitos de cara al siguiente.

Desde aquí simplemente quería desearos que aquello que deseéis no solo se cumpla, sino que de cara al nuevo año gocéis de la pequeñas cosas que llenan nuestro día a día, forjando de ese modo una vida más plena. Ahora sí: ¡feliz Navidad! 

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